El cielo del Zócalo se pintaba de verde, blanco y rojo. Una niña, montada sobre los hombros de su padre, agitaba una banderita mientras gritaba emocionada: “¡Viva México!”. Pero lo que realmente quedó grabado en sus ojos fue la imagen inédita: una mujer al frente del poder militar.
Claudia Sheinbaum: primera Presidenta en el Desfile
Con un traje guinda bordado y el cabello recogido, Claudia Sheinbaum izó la bandera nacional a las 9:57 de la mañana. El gesto marcó el inicio de un desfile donde el protocolo se rompió con fuerza simbólica: por primera vez, el Ejército y la Fuerza Aérea saludaban a una Comandanta Suprema.
“¡Ninguna injerencia es posible en nuestra patria!”, sentenció con voz firme ante miles de asistentes, recordando que la soberanía no se negocia.
Un desfile cargado de símbolos
- Participaron ingenieros militares, médicas, caballos y fuerzas especiales.
- Binomios caninos como “Taco”, “Coco”, “Tito”, “Bob” y “Maya” conquistaron al público.
- Paracaidistas descendieron desde el cielo entre vítores y aplausos.
- Invitados internacionales dieron un toque diplomático a la ceremonia.
Más que protocolo, un cambio de época
El desfile concluyó a las 13:38 horas sin incidentes. Pero lo verdaderamente histórico no fue la precisión militar, sino la imagen que resonará por décadas: el poder armado saludando a una mujer Presidenta. Un acto que mezcló orgullo, historia y futuro.
¿Qué significa que por primera vez el Ejército rinda honores a una mujer al mando? ¿Estamos preparados para asumir que la igualdad también se construye en los símbolos de poder?
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