Una campana resonó en el corazón de Querétaro y, por un instante, el tiempo pareció retroceder más de dos siglos. Niños sobre los hombros de sus padres, abuelas ondeando banderas y jóvenes con el rostro pintado de verde, blanco y rojo se unieron en un mismo grito: la memoria de México seguía viva en Plaza de Armas.
El llamado de la historia
Desde el balcón de la Casa de la Corregidora, el gobernador Mauricio Kuri evocó con fuerza los nombres que marcaron el destino del país: Hidalgo, Morelos, Josefa Ortiz de Domínguez, Allende, Aldama, Matamoros, Guerrero y los hermanos Epigmenio y Emeterio González. Cada “¡Viva!” retumbó como eco de unidad y compromiso con el México de hoy.
Momentos que marcaron la noche
- Más de 5 mil asistentes se congregaron en Plaza de Armas.
- El Himno Nacional entonado por miles de voces al unísono.
- La Carrera de la Conspiración de 1810 llegó con el fuego simbólico que representa el inicio de la independencia.
- Un presente de Dolores Hidalgo reforzó la hermandad histórica con Querétaro.
Tradición con un toque moderno
El espectáculo final no fue menor: video mapping, luces, música y drones transformaron el cielo en un mural de identidad. La modernidad se mezcló con la memoria en un mismo escenario, mostrando que Querétaro es tierra que honra su pasado mientras mira hacia adelante.
¿Hasta cuándo seguiremos viendo estas ceremonias como un simple festejo y no como un recordatorio de los valores que necesitamos rescatar?
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