Durante casi 18 años, Nasseri no conoció otro techo que el de un aeropuerto. Su cama era una banca de plástico, su mundo, un terminal sin salida. Cada día despertaba entre anuncios de vuelos que no podía abordar. No es una película: fue su vida real.
Un hombre sin papeles ni destino
Mehran Karimi Nasseri, de origen iraní, llegó al aeropuerto Charles de Gaulle en París en 1988. Un cúmulo de errores burocráticos y disputas legales le impidieron salir de allí. Había perdido su documentación y ningún país quería reconocerlo como ciudadano.
¿Por qué no pudo salir?
- Su permiso de refugiado se extravió durante un traslado.
- Bélgica, que inicialmente le otorgó asilo, se negó a readmitirlo.
- Francia no podía deportarlo ni permitir su entrada oficial.
Así comenzó su vida en la Terminal 1: un espacio público convertido en un limbo permanente.
Un caso que inspiró películas y debates
Su historia dio la vuelta al mundo. Steven Spielberg se basó en ella para crear la película The Terminal, protagonizada por Tom Hanks. Pero la realidad de Nasseri era mucho más cruel y silenciosa que cualquier guion de Hollywood.
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¿Cuántos más viven en un exilio invisible mientras el mundo sigue su rutina?
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